Archive for the ‘ Recorrido por Valladolid ’ Category

La Catedral de Valladolid


La inconclusa catedral de Valladolid se encuentra ubicada en el solar donde estaba la antigua colegiata de Santa María la Mayor, de la que quedan varias estancias ocupadas en la actualidad por el Museo Diocesano y Catedralicio. En tiempos de Felipe II la ciudad se constituye en sede episcopal y el cabildo se plantea la construcción de una catedral que compitiera en grandeza con otras catedrales. Juan de Herrera fue el artífice del grandioso pero fallido proyecto, del cual podemos hacernos una idea a través de la maqueta que se conserva en una de las salas del Museo Catedralicio. Al final sólo se llevó a cabo algo menos de la mitad del proyecto, y el edificio que hoy podemos contemplar es fruto de múltiples añadidos, derribos y reformas, que acabaron en la década de los 60 del pasado siglo XX. En el siglo XIX se derrumbó la torre del lado del Evangelio y se edificó la actual, dando lugar a una fachada asimétrica en cuyas cornisas se pueden apreciar las huellas de pasados derrumbes. Si las trazas del edificio, así como la primera etapa de su construcción, son obra de Juan Herrera, el cuerpo alto de la fachada fue trazado por Alberto de Churriguera, ya en el siglo XVIII, el mismo arquitecto que remató la obra en estilo barroco.

De su interior destaca la grandiosidad de su nave mayor y las impresionantes pilastras que sostienen la sencilla bóveda de cañón. La catedral está dotada de espaciosas naves y capillas laterales, que contienen numerosas obras de arte, así como algunos sepulcros, como el del Conde Ansúrez. El retablo del altar mayor procede de la cercana iglesia de Santa María de la Antigua y es obra de Juan de Juni; emplazado allí provisionalmente, hoy permanece en la catedral de forma definitiva. Las sillas del coro, en torno a la capilla mayor, están labradas en nogal y proceden del convento de San Pablo. La reja que cerraba dicha capilla, del siglo XVIII, se encuentra en el Metropolitan Museum de Nueva York.

De la primitiva colegiata de Santa María la Mayor, fundada por el Conde Ansúrez, no quedan restos; los que hay son de la segunda construcción, de estilo gótico, que se levantó en el siglo XIII. La Colegiata acogió las dependencias de la Universidad hasta el siglo XV: la capilla de San Llorente era el salón de grados, donde se examinaban los estudiantes para obtener el título de licenciado. En el Museo Catedralicio, su actual función, se guarda una importante colección de arte sacro: objetos de orfebrería, pinturas, tallas y relieves. Sobresalen por su calidad varias obras de Gregorio Fernández, como el San Martín y el pobre, El arcángel San Gabriel y, sobre todo, el Ecce Homo, que se cuenta entre sus mejores creaciones.

La Universidad de Valladolid

Seguimos con el recorrido por la ciudad de Leopoldo La Pluie.

Despues del prologo y la breve historia de la ciudad, por fin nos ponemos en camino empezando por….

La Universidad

Comenzamos nuestra ruta por Valladolid visitando la Universidad y su entorno. Después haremos un recorrido por los principales lugares de interés de la capital del Pisuerga. Partiendo de su plaza Mayor recorreremos iglesias, palacios, parques y museos, de los que esta ciudad está muy bien dotada.

La de Valladolid es la segunda Universidad más antigua de España, mencionada ya en el año 1293 como modelo para la de Alcalá. Los primitivos Estudios Generales alcanzaron la categoría de Universidad en el año 1346, cuando el papa Clemente VI concedió a Alfonso XI el Justiciero privilegios para crear una Universidad Real y Pontificia. Sus dos edificios principales son los que se encuentran ubicados en las aledañas plaza de la Universidad y de Santa Cruz, situadas en una zona en la que se respira un genuino ambiente estudiantil, con sus librerías, sus bares y sus terrazas.

Del primitivo edificio de la Universidad no queda nada; del actual sólo subsiste la fachada barroca, del siglo XVIII, trazada por fray Pedro de la Visitación. Dicha fachada está provista de escudos y estatuas esculpidas por Antonio Tomé y sus hijos, Narciso y Diego, alusivas a la función del centro. También están representados los reyes que protegieron la institución: Alfonso VIII, Juan I, Enrique III y Felipe II; junto a ellos, otras efigies simbolizan la Sabiduría, la Teología, el Derecho Canónico, el Derecho Civil, la Astrología, la Medicina, la Filosofía y la Historia.

Junto a la fachada se encuentra el atrio de columnas leonadas, lugar donde se citan muchos vallisoletanos, bajo la serena mirada de don Miguel de Cervantes, que observa a los viandantes desde su pedestal de piedra, en el centro de la plaza.

Por la calle de la Librería se llega a la otra plaza, la de Santa Cruz, donde está el colegio de Santa Cruz, fundado por el cardenal don Pedro González de Mendoza. El edificio, comenzado en estilo gótico, se concluyó en pleno Renacimiento, y es el primer ejemplar de este estilo que se levantó en la Península. En su primitiva función como colegio mayor admitía tanto a profesores como a alumnos, por lo que entre sus dependencias existían cátedras, refectorio, despacho del rector, capilla, biblioteca y dormitorios.

Las trazas góticas son notorias en la presencia de los contrafuertes que compartimentan la fachada; en cambio, es renacentista la portada principal, con el almohadillado de los sillares y la balaustrada que remata su parte superior.

El edificio actualmente es sede de las dependencias administrativas de la Universidad, y está compuesto por el primitivo colegio mayor con su patio, la hospedería y un jardín lateral. Son notables las trazas de su claustro, desde el que se abren las distintas dependencias, como la capilla, en la que se venera una imagen del Cristo de la Luz, de Gregorio Fernández. Aparte de la denominada Aula Triste, que hace las funciones de salón de actos, es importante la biblioteca, en cuyos estantes barrocos podemos consultar cientos de manuscritos, incunables y libros de todas las épocas, entre los que destaca un Beato mozárabe que procede del monasterio palentino de Valcabado

Breve historia de la ciudad

Seguimos con los relatos de la ciudad de Leopoldo La Pluie…

«Un poco de historia..

Valladolid surgió hacia el siglo X como un pequeño asentamiento rural ubicado en la confluencia de los ríos Esgueva y Pisuerga. La presencia romana por esos lares está verificada con el hallazgo de numerosos restos arqueológicos.

A finales del siglo XI el rey Alfonso VI otorgó el señorío del territorio a un noble castellano llamado Pero Ansúrez, que impulsó el crecimiento del primitivo núcleo. Con el conde Ansúrez la pequeña aldea rural comenzó a tomar impulso para llegar a convertirse en la futura ciudad, asiento de la corte durante buena parte de los siglos XV y XVI. Ya desde el siglo XIV Valladolid ejerció como capital del reino castellano, destacando en especial el reinado de María de Molina. Los Reyes Católicos eligieron Valladolid para contraer matrimonio, y la ciudad recobró nuevos bríos con la presencia de una intensa vida cultural. Cristóbal Colón estuvo varias veces en Valladolid, donde finalmente muere. Carlos V la convierte en sede del Consejo Real, y Felipe II le otorga a la villa el título de ciudad, aunque su posterior decisión de trasladar la corte a Madrid marca el inicio de la decadencia y la pérdida de influencia política. Sólo a partir del siglo XIX comienza a despertar del letargo, gracias a una incipiente industrialización, que eclosiona a partir de la segunda mitad del siglo XX.

La Universidad ha propiciado una intensa vida cultural en Valladolid. Desde la presencia de Miguel de Cervantes, a principios del siglo XVII, nunca han faltado escritores de renombre asociados a esta ciudad. Es el caso de Luis de la Puente, de Ricardo Macías Picavea, de José Zorrilla o de Núñez de Arce, por citar sólo algunos. En la actualidad resuenan los nombres de Rosa Chacel, Miguel Delibes, José Jiménez Lozano o Gustavo Martín Garzo.
Las actividades culturales relacionadas con el idioma castellano son constantes a lo largo del año: desde presentaciones de libros, que tienen lugar en algunas de las librerías de la ciudad, hasta la importante Feria del Libro, que se desarrolla entre los meses de abril y mayo, con motivo de la celebración del Día del Libro…»

Una nueva colaboracion: Leopoldo La Pluie

Desde que empezamos este proyecto, quisimos utilizar el blog para dar a conocer las maravillas de la ciudad a todo el mundo.

Valladolid, quizas no tenga la relevancia que se merece como destino turistico (exceptuando la semana santa), pero sobre todo a nivel cultural tiene muchisimo que ofrecer.

Por ello, para que todo el mundo tenga la oportunidad de descubrir la gran oferta cultural de esta ciudad, vamos a empezar una serie de colaboraciones con escritores de la ciudad, en la que nos iran mostrando su vision de la ciudad.

Empezamos este ciclo con Leopoldo La Pluie, escritor vallisoletano especializado en temas de arte, turismo y gastronomia, que nos ofrece:

VALLADOLID, CUNA DE GRANDES ESCRITORES
Un recorrido por Valladolid en 16 etapas, que iremos publicando cada semana.

INTRODUCCION:

«La presencia de la corte durante los siglos XV y XVI ha dejado en la ciudad todo un rastro de edificios e instituciones académicas, entre las que descuella la Universidad, con su Facultad de Filosofía y Letras, el colegio de Santa Cruz, fundado por don Pedro González de Mendoza, y el colegio de San Gregorio, donde escribió parte de su obra fray Bartolomé de las Casas. El mismo don Miguel de Cervantes vivió una época de su vida en Valladolid, en una casa que puede visitarse, lo mismo que la del autor del Tenorio: don José Zorrilla.

Es preciso destacar la riqueza arquitectónica que adorna el casco histórico de la ciudad, tachonado de iglesias, conventos, palacios y museos. Sorprende la amplitud de la Plaza Mayor, y el verdor permanente del Campo Grande, junto al famoso Paseo de Zorrilla. La plaza de San Pablo es lugar de visita obligada para todo aquel que llega a Valladolid, que no puede dejar de visitar el citado colegio de San Gregorio, hoy convertido en el Museo Nacional de Escultura, todo un referente en la famosa Semana Santa que se vive en esta ciudad.

Hay en las calles y parques de Valladolid una buena colección de esculturas que homenajean a literatos: la de Cervantes, en la plaza de la Universidad, la de José Zorrilla, en la plaza que lleva su nombre, la de Rosa Chacel, sentada cómodamente en un banco de la plaza del Poniente, o la dedicada a Jorge Guillén, realizada por Eduardo Chillida y situada en las Cadenas de San Gregorio, por mencionar sólo algunas. También es posible recorrer los pasos de los personajes de Miguel Delibes en su novela El hereje: es la Ruta del Hereje, una disculpa como otra cualquiera para pasear por el viejo Valladolid y saborear algunas especialidades de su variada gastronomía…»

CONTINUARA

Fdo. Leopoldo La Pluie.